Entendemos la Educación Compensatoria
como un compromiso que va más allá de apoyos puntuales en las asignaturas
instrumentales, superando la búsqueda de mínimos y entendiendo que la labor de
la escuela pasa por aspirar a ofrecer a esta población, excluida por su
procedencia sociocultural, un abandono de la tradicional justificación del
fracaso “per se” y dedicarnos a aplicar más y mejor todas aquellas teorías que
conocemos acerca de cómo se produce el aprendizaje, qué lo estimula y qué
circunstancias lo bloquean.
Como continuidad de nuestro proyecto y apostando
por algo diferente, transgresor, y con la confianza que nos aporta la
experiencia de nuestro trabajo, nos vemos en la necesidad de dar un paso hacia
una escuela articulada en proyectos de trabajo en lo curricular, envuelta en un
ambiente creativo y expresivo donde la búsqueda de la belleza inunde las
producciones y transforme los áridos conocimientos en fuentes de fresca
información, donde nuestras niñas y nuestros niños se bañen en la confianza de
forjar una educación sistémica, relacional y constructiva.
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