El pequeño grupo que participa en el aula lo determina el profesorado tutor, dependiendo de los criterios que cada uno adopta en su clase, por orden de lista, por posición en el aula, por paridad…. El grupo, de cuatro o cinco miembros, vienen al aula con ganas de hacer nuevas cosas o de continuar su trabajo de sesiones anteriores.

Cuando comienzan un proyecto lo inician con acuerdos, por consenso, tienen que llegar a encontrarse con la palabra. ¿Qué queremos hacer? ¿Qué materiales queremos utilizar? ¿Qué más nos gusta? ¿Cómo llevarlo a cabo? ¿De dónde podemos sacar información?... Los miembros del grupo en la primera sesión proponen, discuten, hablan. Este momento es clave y de él dependerá la evolución del proyecto, si el grupo aporta nuevas ideas este será rico y fructífero si el grupo propone trabajos ya elaborados con anterioridad mal empezamos, por lo que me toca presentar pautas de trabajo que permitan enfrentarse a nuevos retos.

Unas veces parten de la técnica, por ejemplo “queremos pintar con brochas”, en otros casos de los materiales “vamos a trabajar con plastilinas de colores o barro” y en otros con un tema de investigación como el “arcoiris”. A veces se producen momentos mágicos, cuando el grupo llega a consolidar un proyecto por medio de la fusión de todas las propuestas presentadas, de manera que el consenso es rápido y rico en ideas como “construir una casa de cartón con una canasta de baloncesto pegada en el exterior y un cuadro pintado en el interior”

Una vez presentado el diseño del proyecto buscan información de cómo trabajar los materiales escogidos o buscan otras posibilidades que se ajusten a sus criterios. Suelo  proponerles que hagan las preguntas googleando, a ver que nos ofrece la red, incluso chequear imágenes, para ver qué ideas surgen. Otras posibilidades es hacer uso de la biblioteca de aula, con cantidad de recursos de manualidades y libros de arte. Me gusta mostrarles obras de artistas, fundamentalmente contemporáneos, que se han enfrentado a problemas similares, por la técnica, la materia o la temática. La red nos permite ampliar horizontes. A veces la respuesta está en los libros, como en el caso de la propuesta “vestidos” que descubrieron paso a paso cómo enfrentarse a un traje de indio de un libro de disfraces y se tomó como partida de trabajo.

Iniciado el trabajo, los materiales en muchos casos le superan, les absorben, olvidando el objetivo inicial. En esa sesión doy importancia al descubrimiento y nos centramos en la materia, un instrumento para investigar, sugerir, experimentar. Cuando termina la sesión les retomo al diseño previo, y lo adaptamos a las posibilidades que nos da la materia prima. 

Doy importancia a la creación en un ambiente acogedor y envolvente, un todo que nos va llevando por una atmósfera placentera, así la música nos acompaña en numerosas ocasiones, una música que nos permite relajarnos e incluso bajar el tono de voz cuando tenemos intención de escucharla mientras trabajamos. Cuando uno está creando está en plena efervescencia con ideas y propuestas que originan nuevas preguntas que a su vez amplian horizontes con nuevas ideas. Un no parar, que en los niños y niñas no tiene fin, de ahí los conocidos resultados de cuadros oscuros y marrones despues de un proceso rico en imágenes de color e ideas. Los adultos nos preguntamos por qué no pararían en ese momento donde la belleza es entendida por todos y dan por concluida la obra, creo que la respuesta está en la efervescencia creadora que sólo la detiene el tiempo reglado o el agotamiento.

A partir de aquí todo fluye dependiendo de lo que la propia creación les reclama, va tomando forma la idea original lo más parecido al diseño inicial (en algunos casos sólo se mantiene la esencia). Se alternan técnicas artísticas dependiend0 de las materias primas, que es posiblemente donde más intervengo, exponiendo otras maneras de hacer y enseñando aspectos puntuales de cómo resolver tal dilema.

La obra resultante es el fin de un proceso rico de emociones y de cooperación. Aunque en algunos casos se trabaja en obras individualmente, todos se transmiten los hallazgos, los descubrimientos, el cómo han resuelto los dilemas que la obra exponía, se miran, se enseñan y se copian. Los más “parados” se ponen las pilas observando al resto del grupo y en la gran mayoría de los casos terminan implicados.